octubre 25, 2008

La Felicidad depende más de las Personas ..


.... que de los eventos.-

Estudio chileno determinó que en enfermos de cáncer y sujetos sanos se da un nivel de optimismo similar. Este tipo de trabajos son la base de una nueva corriente psicológica.

Carmen Rodríguez F.

El psicólogo Pablo Vera y su equipo de investigadores de la Universidad de Santiago midieron los niveles de optimismo, satisfacción, apoyo social, autoestima y felicidad en 57 chilenos entre 18 y 30 años. Un tercio de ellos estaba enfermo de cáncer; otros eran sobrevivientes de esa enfermedad, y el resto, personas sanas.

A los tres grupos se les aplicaron instrumentos validados internacionalmente para medir esas emociones positivas. El resultado fue que no hubo variaciones significativas entre los tres tipos de personas.

"El estado de bienestar o de satisfacción con la vida no pasa necesariamente por situaciones objetivas", advierte el psicólogo Pablo Vera Villarroel.

Recientes estudios realizados en varios países así lo han demostrado. Son investigaciones que responden a un nuevo movimiento dentro de la psicología, la llamada "Psicología positiva", que se ha propuesto indagar de modo científico en las emociones que hacen sentirse bien a las personas. "Hasta ahora se había hablado mucho de la felicidad y del optimismo, pero poco se había hecho por investigarlos de modo serio", afirma Pablo Vera.

Mirada personal

Este enfoque será abordado en el "XVIII Congreso Nacional de Psicología Clínica", que parte este jueves en la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás. Ese día, en una sesión temática dedicada al tema, Pablo Vera y otros investigadores mostrarán distintos sistemas para evaluar las emociones positivas en las personas. Y el psicólogo Claudio Ibáñez, director del Instituto Chileno de Inteligencia Emocional, hará una presentación sobre las aplicaciones clínicas de esta corriente psicológica.

Ibáñez explica que el desarrollo de las emociones positivas debe trabajarse en forma aparte: "Durante mucho tiempo se creyó que por el hecho de combatir las emociones negativas o los trastornos como la depresión y la ansiedad, necesariamente se iba a llegar al bienestar de la persona. Hoy se sabe que no es así. La ausencia de depresión no implica que la felicidad aumente", dice Ibáñez.

En cada uno

¿De qué depende entonces la felicidad? Principalmente, de cada persona, coinciden Vera e Ibáñez. Y en menor medida, de sus circunstancias.

Claudio Ibáñez cita un estudio de Sonja Lyubomirsky, directora del Laboratorio de Psicología Positiva de la UCLA: "Ella elaboró un modelo que sostiene que las circunstancias externas (dinero, salud, estado civil, educación etc.) no explican más que el 10% del nivel de felicidad de las personas; un 50% está determinado genéticamente y, por tanto, es hereditario; y el 40% restante depende de las personas: de la forma en que miran lo que les toca vivir".

Y esto último, agrega el psicólogo, puede tranformarse a través del aprendizaje. En efecto, entre los descubrimientos de la psicología positiva está el que los sentimientos y emociones que llevan al bienestar pueden aprenderse.

"Las personas pueden modificar sus patrones si se las entrena en trabajar con el flujo de sus pensamientos, como ocurre en la psicoterapia o en la meditación", dice Claudio Ibáñez.

Explica que en su trabajo clínico ayuda a las personas a que tomen conciencia de sus pensamientos, y a que se den cuenta de que el modo en que se sienten tiene más relación con lo que piensan que con lo que les pasa:

"Nuestros pensamientos suelen estar llenos de distorsiones. Por ejemplo, alguien que dice 'a mí nunca me salen bien las cosas' está pasando por alto todo lo bueno que ha tenido. Nos cuesta ver los eventos positivos y, en cambio, nos quedamos pegados en los negativos, lo que genera un cúmulo de emociones muy destructivas", sostiene Ibáñez.

Uno de los principales impulsores de la psicología positiva es el norteamericano Martin Seligman, quien en sus estudios ha demostrado que el optimismo es un rasgo que se puede aprender.

En Santiago de Chile, Pablo Vera Villarroel realizó un estudio que demostró que las personas optimistas tienen más habilidades para resolver problemas con los otros. Y ahora se ha propuesto indagar en el optimismo como rasgo personal a diferencia del optimismo como un estado transitorio.

"Saber más del optimismo y de cómo puede aprenderse es muy relevante para una sociedad como la nuestra, que tiene tan altos niveles de depresión", afirma el psicólogo.


fuente: emol


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