noviembre 12, 2008

Huevos Azules del Valle del Itata


Campesinas y gallinas felices

Las gallinas mapuches originarias no tienen cola, les salen plumas de las orejas y son muy crespas: les dicen las "trintre". Son de una genética originaria del sur de Chile e incluso se cree que estaban aquí antes de la llegada de
los españoles. Pero quedan pocas, y son las que producen los cada día más cotizados "huevos azules". Por eso la labor de rescate que están realizando las campesinas del valle del Itata (son seis mujeres repartidas en Tomé, Coelemu, Quirihue, Quillón y San Nicolás) es tan importante.

Desde Tomé, Rita Moya, directora de la Corporación Cet–sur y coordinadora regional de la Fundación Recomiendo Chile (que busca sensibilizar al mundo consumidor sobre los productos tradicionales chilenos desarrollados sin pesticidas ni fertilizantes), quien las ha apoyado en esta tarea, cuenta que el trabajo comenzó en 2004, agrupando a las mujeres criadoras que tuvieran un número significativo de gallinas. La segunda etapa comenzó después, con el apoyo de la FIA (Fundación para la Innovación Agraria) y la Fundación Slow Food, que entregaron un protocolo de producción. Es decir, acuerdos éticos y técnicos que aseguren la calidad de campo del huevo
azul. "Tienen que mantener el color, el sabor, el aroma, y lograr que su producción sea lo más limpia posible: sin antibióticos, sin antiparasitarios, sin transgénicos, y alimentadas con pastoreo, hierbas medicinales y granos de la zona. Además, dentro del protocolo técnico, la idea es que estas gallinas no produzcan mucho: son gallinas felices, que tienen que estar en buenas condiciones. Por eso las criadoras no poseen más de 60 ejemplares cada una, porque así tienen espacio para recorrer y pastorear", explica Rita Moya.

Además, para las criadoras (como les gusta que las nombren) sus gallinas no son objetos productores de dinero, sino seres vivos que las están ayudando a lograr una mejor vida para ellas y sus familias. Mercedes Astorga, de Tomé; Inés Cisternas, de Quillón; Patricia Pino y M
aría Isabel Alegría de Coelemu; Jimena Salas, de Quirihue; Cecilia Guajardo, de San Nicolás; Mónica Vargas, de Quillón; Emelina Alarcón, Zunilda Coñeipán, Juanita Quinchao y Zulema Mesa, de Villarrica, han visto cómo cuidando un patrimonio de las zonas donde viven han ido logrando cada día una mayor demanda, junto con la valorización de su propio trabajo. Aunque por el momento están vendiendo en sus respectivos predios, se las puede encontrar en la Exporrural que comienza mañana en el parque Alberto Hurtado, en La Reina.

El Mercurio

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